LA BALADA DE BILLY EL NIÑO de Alfonso Domingo
Opinión de Joseph B
Macgregor
Leer
La
Balada de Billy el Niño, el último libro publicado de Alfonso Domingo, me ha evocado de
inmediato un célebre y hermoso texto breve de Kafka: El deseo de ser piel roja:
"Si uno pudiera ser
un piel roja siempre alerta, cabalgando sobre un caballo veloz, a través del
viento, constantemente sacudido sobre la tierra estremecida, hasta arrojar las
espuelas porque no hacen falta espuelas, hasta arrojar las riendas porque no
hacen falta riendas, y apenas viera ante sí que el campo era una pradera rasa,
habrían desaparecido las crines y la cabeza del caballo". (Traducción:
J.R. Wilcok para “La Condena”, El libro de Bolsillo, Alianza Editorial, 1983)
Leyendo
está crónica sobre los últimos días de Billy The Kid, he podido experimentar
esa sensación libertad absoluta y de rebeldía que irradia el personaje en su
larga huida hacia ninguna parte; el mismo estremecimiento que percibo cuando
vuelvo a leer una vez más este bello texto de Kafka; un visión algo diferente
del famoso bandido que el autor nos presenta como una suerte de Robin Hood fronterizo, siempre en
defensa de los más débiles y explotados (de los hispanos), y en contra del gran
terrateniente cruel y despiadado (los anglos) . No se nos oculta en ningún
momento, su extenso currículo como ladrón de ganado, participante activo en la
guerra del Condado de Lincoln, pero fue “un
pistolero más, cuatrero, que en realidad no mató directamente más que a cuatro personas
– y fue en defensa propia si descartamos entre ellas la de los carceleros de
Lincoln, en su último escape- . Las demás muertes en la que fue involucrado no
intervino solo, sino con otros y no se le pueden achacar directamente.”
(Alfonso Domingo)
Billy The Kid
Sin
embargo, parece que Billy siempre fue un sujeto fiel a un ideal de justicia, nunca
traicionó a los suyos y bastante querido
y apoyado por el pueblo mexicano; siempre respetó “el código de la frontera.
“Los
amigos le veían como un defensor, san Jorge justiciero sin espada pero con
colt, la misma furia en los ojos cuando se enfadaba, los poros gritando contra
la injusticia. ¿Por qué había defendido a los hispanos frente a los abusos de
los anglos, por qué, tan rubio, con los ojos azules, tan lejano a ellos por
piel, se había hecho un paladín de su causa? Tal vez por el código de la
frontera…” (pág. 250)
Pat Garret
En
contraste, Pat Garret se nos muestra como un “vendido”, al servicio de un gran
terrateniente, que no duda ni un instante en apresar y encarcelar a Billy, a
pesar de que fueron grandes amigos y compañeros de fatiga y de timba:
“Juntos jugaron muchas
partidas de póquer y monte. […] Cuando <<el gran casino>> de Garret se quedaba sin
blanca, recurría a Billy, <<el pequeño casino>>, que le prestaba, y
al contrario sucedía si era Billy el que perdía todo su dinero. [….] Vivían al
día, cabalgando juntos, robando ganado juntos y disparando juntos. Eran igual
de buenos con el rifle, pero con el revolver Billy era más seguro y preciso.” (Pág.128)
“Tarde o temprano la
suerte cambia, y el amigo sincero se vuelve tibio, el conocido, ajeno y el
indiferente, traidor. Sin contar que la vida tejía razones para que los amigos
entraran a practicar el viejo juego de Judas.
Un poco así le pasaba con el maldito Garret. No se podía quitar de encima
que habían cabalgado juntos, que le había hecho un regalo de boda con caballos robados y que incluso le había
regalado un par de barriles de cerveza cuando abrió su restaurante en Forts
Summer.” (Pág. 244)
De
hecho, Garret también fue ladrón de caballos y ganado, regente de una cantina,
jugador profesional y putero y contaba
con más de alguna muerte en su haber; fue también un experto cazador de búfalos
y trabajó por poco tiempo como camarero, vaquero y carnicero, incluso batalló
contra los indios comanches de Caballo Negro. Cuando aceptó el puesto de sheriff
del condado, no sólo traicionó a un amigo sino que tampoco respetó el código de la frontera. En palabras de
Alfonso Domingo:
“El código protegía a los
más débiles, daba máxima importancia a la lealtad y la amistad, al valor, y a
adelantarse a quien te quería “madrugar”, pero siempre de frente. Los hombres
lo respetaban. Pat Garret fue considerado un
traidor al código por la manera con la que había acabado con Billy, que
en un tiempo fue su amigo.”
Garret
fue nombrado precisamente porque al haber estado al otro lado de la ley porque: “…conocía los escondrijos de los
proscritos, su métodos, sus sendas preferidas, incluso podía pensar como ellos”.
(P.132)
Muy
interesante resulta también la relación entre los poderosos rancheros,
políticos, comerciantes, banqueros o representantes de la Administración con
diferentes logias masónicas:
“Otros miembros del
Círculo eran el alcalde de Santa Fe Nuevo Mexico y Presidente de la Comisión Río Grande Ralph Emerson Twitchell, el ex gobernador Samuel Axtell, el fiscal
del distrito William Rynerson, el
ayudante Mathews, así como el comerciante Emil Fritz, el sheriff Brady… Todo
eran masones de la logia Montezuma, autentificada por la de Missouri, uno de
sus miembros más importantes había sido Kit Carson”. (Pág. 270) Kit Carson, por ejemplo,
apoyó la candidatura de Garret para ser nombrado sheriff del condado.
Ralph Emerson Twitchell
Alcalde de Santa Fe, Nuevo México
Sin
embargo, este libro no es sólo la historia de la célebre muerte con menos de veintidós
años de Billy the Kid a manos de Pat Garret, sino también la de todos aquellos
que conocieron, quisieron y apoyaron al joven bandido, las mujeres que lo
amaron y los que le odiaban o temían a los que Domingo da voz y testimonio para
de este modo completar y hacer mucho más enriquecedor el retrato de ambos, que
son mostrados en toda su dimensión humana, no como meros personajes de leyenda.
Pero
La Balada de Billy el Niño no se lee como un ensayo, a pesar de toda la
información que despliega no sólo sobre personajes sino en el ámbito histórico,
escenarios, paisajes, motivaciones, etc. Se trata de una apasionante novela,
narrada con agilidad y fluidez, muy eficaz, que se lee muy bien y que resulta tan
interesante y entretenida como cualquiera de las películas del Oeste, basadas en ambos personajes.
JOSEPH B MACGREGOR
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