«Pequeños Cuentos Misóginos» de Patricia Highsmith

Diecisiete retratos caricaturescos y ácidos de una serie de mujeres estadounidenses, firmados por Patricia Highsmith, una maestra absoluta del thriller psicológico, aunque haya abordado otros géneros. Pero tanto en las novelas policíacas como en sus obras más dramáticas se advierte una crítica, ácida y mordaz, hacia la clase media norteamericana, presa tanto del dinero como de las apariencias.

En estos «Pequeños Cuentos Misóginos» parece que Patricia se aleja en parte de su zona de confort, proponiendo una serie de semblanzas biográficas imaginarias de diecisiete estereotipos femeninos — algunas parten del nacimiento de la protagonista, describiendo todas las etapas de su vida hasta su fatal, absurdo o ridículo desenlace — narradas de manera escueta y directa, mordaz e irónica, describiendo el acontecer (absurdo, ridículo, obsesivo) de cada una ellas, las cuales irán protagonizando (salvando, sobrevenido, esquivando) una serie de conflictos o de peripecias encadenadas que irán funcionando por acumulación hasta derivar en un desenlace tan esperado como amargo o desolador. Y merecido también, según nos hace ver la autora/la narradora. Todas reciben un castigo por ser cómo fueron o por las decisiones que tomaron.

Y lo hace de manera ágil y fluida, sin digresiones, directa al grano, sin excesos ni florituras; con una inquietante frialdad y sin espacio para el sentimentalismo y mucho menos para solidaridad o para empatizar con ninguna de ellas. Y, sin embargo, el humor está presente también en cada uno de estos cuentos que no dejan ser caricaturas esperpénticas, distorsionadas y llevadas al límite de una serie de mujeres, reconocibles por todos y que, a pesar de esto, aún existen.

Una muestra de que través de la crítica ácida a estos diecisiete roles, claramente alienantes para la mujer, pero aceptados y fomentados por cada una de ellas, se puede hacer un texto reivindicativo y profundamente feminista. El secreto es leerlo justo al contrario de como se muestra. En ese sentido, el título del libro, «Pequeños Cuentos Misóginos», no puede ser más irónico.

Joseph B Macgregor