"El Libro De La Risa y El Olvido" de Milan Kundera

 



a)El Libro...

El autor (Kundera, en este caso) es el dueño y señor de la narración, invitándonos a participar como lectores en la experiencia lúdica que nos propone. Kundera, deux ex machina, centro y motor de los siete cuentos o partes que conforman la estructura de la novela, testigo de los conflictos o peripecias de sus personajes, introduce digresiones en forma de ensayo o reflexiones; pasa de la narración realista a evocación mística, el desvío onírico o la pesadilla más terrible y angustiosa y lo hace con suavidad, sin costuras ni remiendos; nombra a los personajes de manera caprichosa, como le apetece. También puede plantear situaciones hilarantes de puro absurdo o hermosas evocaciones de profundo calado emocional

b) ...De La Risa

Tengo un amigo que no puede ir a los funerales porque la situación, el ritual, el sermón del sacerdote, todo le produce risa. Kundera introduce también la risa inoportuna en algunas de las narraciones de este libro. La broma, el humor, como recurso, como arma, para quitar hierro al asunto, como evasión, como vía de escape, como respiro, como la forma de libertad más humana, real, humana, eficaz y verdadera. Pero también la risa puede servir para hablar, abordar, satirizar, criticar o hacer reflexionar sobre cuestiones políticas, la complejidad de las relaciones humanas, o para plantear o narrar situaciones o conflictos con la total libertad que te permite el hacerlo desde el sentido el humor, la risa o la broma surrealista.

c)...Y Del Olvido

  1. Cuando las personas que hemos querido, aquellas con las que hemos compartido buenos y malos momentos, aquellos que complementaron nuestra existencia, fallecen, las joyas o abalorios que lucieron, las cartas o los textos que escribieron, las fotos en las que posaron, los vídeos que grabaron, cualquier testimonio de lo que fueron, impiden que desaparezcan para siempre de nuestra memoria, que el olvido termine por hacerlos invisibles para nosotros. Esos recuerdos compartidos en forma de objetos evocados evitan que su imagen, su rostro, sus rasgos, su anatomía, lo que fueron y lo que sintieron, se disuelva por el paso del tiempo y los sintamos vivos aún, presentes en nuestro devenir cotidiano, como si nunca se hubieran ido. Por eso, los guardamos bien ocultos, en un lugar reservado y secreto, para que no se pierdan o nos los quiten, ya que en caso de extravío o de robo, sería como dejar un hueco para que se cuele el olvido y los transforme en invisibles.

  2. Los gobiernos, con frecuencia, utilizan como arma el olvido como una forma eficaz de alienar a la ciudadanía. Por ejemplo: se derriban estatuas de líderes del régimen extinto, se cambian los nombres de las calles por los de personalidades afines al pensamiento político, en un intento de borrarlas para siempre de la memoria de los ciudadanos y así reescribir la historia de manera parcial o interesada. Al eliminar el nombre de un político contrario a sus ideas de una calle, un puente, un estadio de fútbol, una institución, una avenida, un parque, y sustituirlo por otro más afín, se expresa quizá una reivindicación, la de una voz silenciada hasta entonces, pero también un olvido impuesto, una manera de alienar a la población, imponiendo una subjetiva y falsa del pasado del país, la región, la localidad, ya que estas personalidades, para bien o para mal, formaron también parte de esa historia. Si el ciudadano no es capaz de rememorar esa pasado histórico o político, pierde también su identidad. Está siendo manipulado y engañado; mejor controlado.

  3. Cuando el padre de Kundera experimenta el olvido más absoluto, víctima del Alzheimer, pierde también todo lo que fue, todo lo que es. Incapaz de recordar palabras, inventa un idioma propio que el autor intenta descifrar. A través del lenguaje de la música, consiguen un lugar de encuentro. Si dejamos de ser pasado como consecuencia dejamos de ser presente, porque somos producto de los que fuimos, y sin el sostén de los que hemos vivido, experimentado, sufrido, gozado, compartido, nuestra identidad se difumina, se hace invisible. Y gracias a estas experiencias de antaño, reaccionamos, decidimos, optamos, nos movemos, avanzamos o retrocedemos; somos los que somos; de carne y hueso, pero también impulso, emoción y pensamiento.


JOSEPH B MACGREGOR




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