"El Viaje Inútil" de Camila Sosa Villada
«El Viaje Inútil» de Camila Sosa Villada
Por Joseph B Macgregor
«Los escritores que más me gustan son los que se ponen a charlar.». En esta afirmación tan rotunda de Camila Sosa Villada en «El Viaje Inútil» se sintetiza y expresa perfectamente la magia que desprende su manera de contar las cosas, la esencia que conforma su estilo narrativo porque además estoy de acuerdo con ella; a mí, también. Y esta es la razón por la que leer a Camila es una experiencia sensorial y emocional inolvidable, por su poderosa capacidad de comunicar, de expresar, de trasmitir, de hacernos sentir y entender, empatizar; porque se percibe cercana, real y auténtica. Más que una escritora me evoca a esa amiga con la que quedas en un café o en su apartamento para contarte su vida; divertida y amena, tierna y entrañable. No puede dejar de escucharla (de leerla).
Publicado en el año 2018, en «El Viaje Inútil», Camila reivindica al escritor que conversa con el lector y expresa de maravilla las conexiones entre escribir y hablar: «Aspiro a escribir como hablo o hablar como escribo. Que la belleza de la palabra sea compartida, equilibrada, tanto en el habla como en la literatura. No diferenciar el tono, ni el uso de ningún recurso en esta práctica. Por eso me gusta tanto Roberto Bolaño, porque cuando lo leo siento que lo escucho hablarme. Ese ejercicio de no distanciarme nunca de la palabra es quizás la única técnica que posea.[…]. qué hermosura, qué lindo es oír a una persona que habla como escribe y escribe como habla.». Y estoy de acuerdo también en esto último: la belleza de la prosa de Camila reside precisamente en esa naturalidad arrebatadora, en la frescura con la que fluye lo que cuenta y expresa, sabiendo ser lírica cuando es preciso, desplegando una potente poética que te sobrecoge o te pone la piel de gallina.
En «El Viaje Inútil» expone la razón por lo que escribe, para qué, por qué, cuándo y cómo; los temas que le interesan en una suerte de hermosa declaración de intenciones. Es un ensayo en el que lo autobiográfico está también muy presente, ya que las figuras materna y paterna, así como su infancia y adolescencia en una humilde aldea argentina, tuvieron una enorme importancia para bien y para mal en la construcción de su personalidad y en su nacimiento como escritora: «Mi primer acto de travestismo fue a través de la escritura.[...] Escribo para que una historia se sepa. La historia de mi travestismo, de mi familia, de mi tristeza en la niñez, de toda esa tristeza prematura que fue mi familia, el alcoholismo de mi papá, las carencias de mi mamá. Las mudanzas que me aparte van para siempre de los amigos, del clima de mis habitaciones de la costumbre de los patios de la seguridad, de un escondite. Escribo para poder decir las imágenes que probaron mi infancia. Los paisajes del campo donde comprendí que existía la tristeza, el momento en que tomé la tristeza de mi mamá y la volví mía, ese momento en que siendo muy niño decidí dolerme por la tristeza de mi mamá. También para decir la lucha de mi familia en contra de la pobreza, una pelea que no devastó y nos enfermó de rencores y desamor e indiferencia, todos contra todos. Esa pelea contra la nada es lo que trato de escribir para que no continúe reproduciéndose. Pienso que la literatura pone en evidencia lo inútil de nuestra lucha, equivocada para siempre de enemigo.».
Pero el estilo cercano y fresco de Camila no se traduce en una prosa vulgar, chabacana o de mal gusto. Muy al contrario, ella se considera un artesana de la literatura que escribe siempre partiendo de sus recuerdos y de las experiencias vividas que la marcaron: «En ese sentido la escritura siempre es un trabajo preciso. Nos convertimos en orfebres. Nos hundimos ahí, navegamos en ese mar de aceite donde todos los recuerdos nadan, donde hemos precisado un nombre y una emoción para cada momento importante de nuestra vida, al que llegamos siempre como al nacer, desnudos, indefensos y llenos de miedo. Escribir es como pasarle un filtro a esos recuerdos que son buscados en la memoria. La escritura es esa materia pesada del recuerdo que no puede cruzar el tamiz de nuestra memoria. También es esa parte de la memoria que puede ser mentida, juzgada, engrandecida, traicionada y maldecida. Eso que no se filtra es lo que está dispuesto a ser escrito. Lo demás está muy lejos de nosotros.».
En efecto, «El Viaje Inútil» es una pequeña gran joya de la literatura, que brilla con luz propia, que conmueve de pura belleza y autenticidad.
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