“Lo mucho que te amé” de Eduardo Sacheri
Tenía, desde hace tiempo, entre mi larga e interminable lista de autores pendientes al argentino Eduardo Sacheri. motivado, básicamente, por las más que excelentes películas inspiradas en sus novelas y de las que he podido disfrutar en más de una ocasión. Me refiero a “El Secreto De Sus Ojos”, (2009, Juan José Campanella; Óscar a la mejor película extranjera) adaptación de “La Pregunta De Sus Ojos”; aunque posteriormente fuera reeditada por Alfaguara con el título de la película; o “La Odisea De Los Giles” (2019,Sebastián Borensztein) basada en “La Noche De La Usina”. Estos dos films argentinos, en especial el primero de ellos, resultan siempre que los reviso una experiencia profundamente emotiva y emocionante para mí.
Por ese motivo, mi querida amiga Margo me comentó hace unas semanas que estaba leyendo “Lo mucho que te amé” y, aunque que advirtió que no le estaba convenciendo demasiado, me animé a leerla, confiado en la presunción de que alguien que había sido capaz de urdir una historia como la que inspiró las dos películas mencionadas, no podía defraudarme.
Sin embargo, tengo que confesar que no he podido con ella, algo que me ha sucedido en muy pocas ocasiones. Abandonar una novela a la mitad es una decisión insólita para mí como lector, pero, la verdad es que sentía todo el rato una incomoda sensación de estar perdiendo el tiempo.
Desde los primeros capítulos noté lo poco que me interesaban los personajes y sus conflictos personales. Sacheri nos ofrece una familia – que bien podía ser un trasunto de las que ideadas por Jane Austen para obras como “Sentido y Sensibilidad” y “Orgullo y prejuicio”, pero trasplantadas, de manera algo forzada y ortopédica, a la argentina de mediados de los 50. En resumen, amores románticos, dudas y zozobras, conflictos sentimentales protagonizados por una grupo de hermanas y sus novios, tutelados por una madre y un padre, bastante tradicionales, con el añadido de una tía viuda, bastante molesta y chismosa. Mientras que en las novelas de Austen, personajes, tramas y ambientes o escenarios destilaban simpatía y autenticidad, aquí se nos intenta convencer de que las jóvenes argentinas de mediados de los cincuenta eran así de ñoñas, inocentes y bobas. De igual modo, el conflicto central de la trama (Ofelia, una de las cuatro hermanas, narradora de la historia, se ha enamorado de Manuel, novio de una de ellas y éste también de ella) no puede desarrollarse de manera más idiota, inverosímil y absurda. Tampoco la ambientación histórica y política resulta demasiado potente. Un escenario que no posee peso específico, a pesar de que a través de las discusiones de los hombres de la casa (las mujeres no tienen opinión política) se nos haga participes de los principales acontecimientos políticos tras la muerte de Evita y la presidencia en solitario de Perón. Pero un mero adorno, que tampoco explica demasiado de los personajes, solo que hay peronistas y anti-peronistas, pero poco más. Ninguno de ellos, tanto mujeres como hombres, no superan la condición de cliché.
De igual modo, Sacheri no acierta, desde mi punto de vista, al usar la primera persona narrativa, al crear la personalidad de Ofelia, cuya voz, pensamientos, dudas y zozobras no parecen las de una mujer con personalidad y determinación como intentan hacernos creer desde un principio. Es decir, que Sacheri como hombre fracasa al usar una voz narrativa femenina convincente y veraz.
Todo lo devora el conflicto emocional de Ofelia con Manuel y que conforme avanzaba la narración se me fue haciendo cada vez más y más indigesto e insoportable hasta el punto de no interesarme lo más mínimo el devenir final de su historia o el desenlace de tan cursi trama.
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