Poesía, pop y contracultura en España de Antonio Orihuela



OPINIÓN DE JOSEPH B MACGREGOR

La Editorial Berenice presenta “Poesía, pop y contracultura en España” de Antonio Orihuela, un suculento e interesantísimo ensayo que aporta las claves fundamentales en la que se basó la contracultura española desde el tardofranquismo hasta la movida.

Poesía, pop y contracultura en España es un ameno y profundo ensayo firmado por el poeta, ensayista y articulista Antonio Orihuela, en el que éste, a través de cuatro artículos, nos ilustra con gran profusión de datos y teorías subjetivas sobre las formas culturales, sociales y musicales más importantes y representativas, adoptadas por la contracultura en España desde finales del franquismo hasta La Movida (1962-1982). Cuatro interesantes y bien fundamentados artículos, muy completos en los que aparecen desglosados o citados en su totalidad aquellos nombres y movimientos contraculturales que se sucedieron en nuestro país, y que abarcan desde la poesía visual al flamenco-rock pasando por el cómic underground, el cine experimental, los fanzines, las tribus urbanas, los conciertos masivos de rock, el Rollo, La Movida, el movimiento transexual o las artes plásticas. Los textos vienen apoyados en las páginas centrales del libro con una profusa documentación fotográfica con imágenes de aquellos actos, recitales, exposiciones, publicaciones, fanzines, revistas, conciertos o movidas contraculturales que fueron más representativos de la Contracultura Española.







Así, el autor nos ilustra sobre los diferentes grupos contraculturales que en mayor o menor medida intentaban, a veces infructuosamente, luchar contra el sistema capitalista o la dictadura del General Franco. De este modo, Orihuela realiza un recorrido integral por las tendencias que se desarrollaron en nuestro país (desde el Pop domesticado e inofensivo de los 60 hasta “La Movida” de los 80, promovida y auspiciada de manera interesada por el Ayuntamiento de Madrid), llegando siempre a la misma y trágica conclusión: aunque todas ellas surgieron como reacción a un sistema con el que no comulgaban, proponiendo una cultura diferente y unas maneras de vivir, pensar, sentir y vestir alternativas o rompedoras, lo cierto es que finalmente fueron fagotizadas por el modelo económico que intentaban derribar. Así, esas peculiaridades se convirtieron pronto en producto de consumo, en modas pasajeras de las que el sistema capitalista extrajo todo su beneficio. De igual modo, el sistema más que reprimirlos o castigarlos, los toleraba y fomentaba.





En el caso de las tribus urbanas el modo de combatirlas era criminalizarlas, asociándolas con los problemas de desorden público, tachando a sus integrantes de delincuentes y drogadictos. De ese modo, se convertían en marginados, en excluidos de la sociedad y por lo tanto en un problema menor, casi inexistente por su calidad de invisibles.

Aunque quizá la teoría más escalofriante que formula Orihuela tiene que ver con la moda del consumo de “caballo” que surgió a finales de los 70 y se extendió por la década de los 80, destruyendo la vida de muchos adictos a la heroína. En opinión del autor, fue el propio gobierno quién fomentó su consumo en la sociedad española mediante anuncios en contra que provocaban en la juventud justo el efecto contrario. También fueron nuestros gobernantes, apoyados por la Guardia Civil o la policía quienes se encargaban de distribuir la heroína en el país para de este modo, utilizarla como un método eficaz de acabar con la disidencia, de destruir vidas humanas sin necesidad de utilizar métodos represivos o violentos, tal y como sucedió en la Norteamérica de Nixon.



JOSEPH B MACGREGOR



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