Poesía, pop y contracultura en España de Antonio Orihuela
OPINIÓN
DE JOSEPH B MACGREGOR
La
Editorial Berenice presenta “Poesía,
pop y contracultura en España”
de Antonio Orihuela, un suculento e interesantísimo ensayo que
aporta las claves fundamentales en la que se basó la contracultura
española desde el tardofranquismo hasta la movida.
Así,
el autor nos ilustra sobre los diferentes grupos contraculturales que
en mayor o menor medida intentaban, a veces infructuosamente, luchar
contra el sistema capitalista o la dictadura del General Franco. De
este modo, Orihuela realiza un recorrido integral por las tendencias
que se desarrollaron en nuestro país (desde el Pop domesticado e
inofensivo de los 60 hasta “La Movida” de los 80, promovida y
auspiciada de manera interesada por el Ayuntamiento de Madrid),
llegando siempre a la misma y trágica conclusión: aunque todas
ellas surgieron como reacción a un sistema con el que no comulgaban,
proponiendo una cultura diferente y unas maneras de vivir, pensar,
sentir y vestir alternativas o rompedoras, lo cierto es que
finalmente fueron fagotizadas por el modelo económico que intentaban
derribar. Así, esas peculiaridades se convirtieron pronto en
producto de consumo, en modas pasajeras de las que el sistema
capitalista extrajo todo su beneficio. De igual modo, el sistema más
que reprimirlos o castigarlos, los toleraba y fomentaba.
En
el caso de las tribus urbanas el modo de combatirlas era
criminalizarlas, asociándolas con los problemas de desorden público,
tachando a sus integrantes de delincuentes y drogadictos. De ese
modo, se convertían en marginados, en excluidos de la sociedad y por
lo tanto en un problema menor, casi inexistente por su calidad de
invisibles.
Aunque
quizá la teoría más escalofriante que formula Orihuela tiene que
ver con la moda del consumo de “caballo” que surgió a finales de
los 70 y se extendió por la década de los 80, destruyendo la vida
de muchos adictos a la heroína. En opinión del autor, fue el propio
gobierno quién fomentó su consumo en la sociedad española mediante
anuncios en contra que provocaban en la juventud justo el efecto
contrario. También fueron nuestros gobernantes, apoyados por la
Guardia Civil o la policía quienes se encargaban de distribuir la
heroína en el país para de este modo, utilizarla como un método
eficaz de acabar con la disidencia, de destruir vidas humanas sin
necesidad de utilizar métodos represivos o violentos, tal y como
sucedió en la Norteamérica de Nixon.
JOSEPH B MACGREGOR
Comentarios
Publicar un comentario