LA GUERRA CIVIL Y LA TERCERA ESPAÑA de JOAQUÍN RIERA.
OPINIÓN DE JOSEPH B MACGREGOR
Con el surgimiento de nuevos partidos políticos de gran aceptación popular en la vida política de nuestro país, parece que se empiezan a escuchar voces que ponen en cuestión la pervivencia del bi-partidismo, opción tradicional de acceso al poder en nuestro país y que pocos habían puesto en solfa hasta este momento. Semejante inercia, que ya aburre un poco, basada en la alternancia política como única opción para conseguir la estabilidad del país, se sustenta en la presunta coexistencia de Dos Españas irreconciliables; trasnochada (y falsa) contingencia descrita por primera vez , de manera indirecta, por el escritor Benito Pérez Galdós en su novela "Doña Perfecta", y posteriormente con mayor detalle en uno de sus <<Episodios Nacionales>>, más concretamente en aquel que se centraba en la figura de "Cánovas". Este concepto dual de España sería defendido a ultranza posteriormente por entusiastas acérrimos de la pervivencia de Dos Españas opuestas y enfrentadas, siempre en eterna rivalidad, como Francisco Moreno Gómez (1946) y Francisco Espinosa Maestre (2014).
Por eso, cuando parecía imposible plantear otra alternativa diferente, aparece, como rescatada del silencio y del olvido por parte de algunos especialistas y estudiosos del tema, y a raíz de la nueva realidad política española, el concepto de Tercera España, término acuñado por primera vez por el ex-presidente de la II República Niceto Alcalá-Zamora en 1937 y desarrollado posteriormente por otros autores o periodistas como Chaves Nogales, Pedro Corral o Andrés Trapiello. Estos consideraban a la Tercera España como la auténtica derrotada en la contienda, la que más sufrió la represión y el castigo debido a su actitud inconformista y rebelde con lo que estaba pasando. Por el contrario, Francisco Moreno considera la Tercera España como un "invento novedoso y ridículo" promovido por la Segunda España a principios del siglo XXI, llegando a calificar a esta España de "timorata, tibia, en realidad egoísta, un tanto traidora..."
Sin embargo, para Joaquín Riera (autor de "La Guerra Civil y La Tercera España") y otros defensores de esta novedosa visión de España, ésta englobaría a aquellos españoles y españolas que, durante el conflicto bélico, no se identificaron ni se sentían representados con ninguno de los bandos en contingencia; una amplia población neutral y apolítica, con frecuencia víctima por partida doble de los desmanes, injusticias y abusos tanto del lado Nacional como del Republicano; nada que ver con la cobardía, la apatía ni con la ambigüedad. Como bien afirmaba Chaves Nogales, esta actitud contraría a la guerra de la Tercera España, de la cual se sentía que formaba parte, fue más bien una actitud valiente ya que esta España objetora y desertora "quiso permitirse el gusto de de no tener ninguna solidaridad con los asesinos" de uno y otro bando.
Protagonista esencial de la intrahistoria, la Tercera España encuentra su mejor representación en el gran número de españoles que se negaron a alistarse en ninguno de los dos ejércitos en contienda durante la Guerra Civil; una amplia mayoría -muchos de ellos grandes pensadores o intelectuales que huyeron al exilio por no sentirse cómodos en ninguna de las Dos Españas - que no estaban dispuestos a dar su vida por ninguna de las dos ideologías en liza: 2,5 millones de opositores que desertaron, se exiliaron o ni siquiera se alistaron en ninguno de los dos bandos enfrentados y que contrastan con los 1,3 millones de españoles que lucharon en el lado republicano y los 1,2 que se unieron al franquista.
Sin embargo, para Joaquín Riera (autor de "La Guerra Civil y La Tercera España") y otros defensores de esta novedosa visión de España, ésta englobaría a aquellos españoles y españolas que, durante el conflicto bélico, no se identificaron ni se sentían representados con ninguno de los bandos en contingencia; una amplia población neutral y apolítica, con frecuencia víctima por partida doble de los desmanes, injusticias y abusos tanto del lado Nacional como del Republicano; nada que ver con la cobardía, la apatía ni con la ambigüedad. Como bien afirmaba Chaves Nogales, esta actitud contraría a la guerra de la Tercera España, de la cual se sentía que formaba parte, fue más bien una actitud valiente ya que esta España objetora y desertora "quiso permitirse el gusto de de no tener ninguna solidaridad con los asesinos" de uno y otro bando.
Protagonista esencial de la intrahistoria, la Tercera España encuentra su mejor representación en el gran número de españoles que se negaron a alistarse en ninguno de los dos ejércitos en contienda durante la Guerra Civil; una amplia mayoría -muchos de ellos grandes pensadores o intelectuales que huyeron al exilio por no sentirse cómodos en ninguna de las Dos Españas - que no estaban dispuestos a dar su vida por ninguna de las dos ideologías en liza: 2,5 millones de opositores que desertaron, se exiliaron o ni siquiera se alistaron en ninguno de los dos bandos enfrentados y que contrastan con los 1,3 millones de españoles que lucharon en el lado republicano y los 1,2 que se unieron al franquista.
Así, Riera considera las dos tendencias enfrentadas como "minorías radicales", que fueron las responsables de una Guerra Civil genocida, - y campo experimental de las potencias europeas para ensayar la Segunda Guerra Mundial -, sin tener en cuenta la opinión de esta <<Tercera España>>, mucho más mayoritaria de lo que sospechaban los instigadores del conflicto bélico. Guerra presuntamente Civil al que esta España silenciada, ignorada y obviada por los poderosos, se oponía por completo por no sentirse representada por ninguna de las dos Españas Oficiales, cuyos líderes se consideraban erróneamente (todavía hoy se consideran) los únicos representantes validos para regir los destinos del país.
Para reforzar sus tesis, y como complemento a lo anteriormente expuesto, Riera dedica la segunda parte del ensayo a José Perelló Torrens (1885-1955) alcalde de la población de Tormos (Alicante), personalidad ejemplar, perfecto representante de la Tercera España, a pesar de que ejerció como alcalde republicano durante la Guerra Civil Española "no delató a aquellos mozos tormenses en edad militar que se habían escondido para no ir al frente (emboscados)" y protegió a sacerdotes, frailes y religiosas para evitar que fueran capturados y ajusticiados cruelmente por los cenetistas y faístas. La sorprendente peripecia de Perelló, así como su talante liberal, democrático y neutral, que le llevó a ser encarcelado y procesado tras la contienda (por algunos de los fascistas o falangistas que había salvado y protegido durante la Guerra), le sirve al autor para "constatar que en la Guerra Civil Española el esquema <<rojos>> contra <<azules>> aplicado al grueso de la población es una grandísima falacia."
JOSEPH B MACGREGOR
JOSEPH B MACGREGOR
Parece un libro muy interesante, impolíticamente correcto con las tesis reduccionistas que imperaron tanto durante la Dictadura como desde 1975. El simplismo es la mejor manera de convertir en estúpida a la población. Bienvenida , pues, sea esta obra que parece arrojar luz sobre un tema tabú.
ResponderEliminarEsperando para leerlo. Me gusta repetir que las películas de buenos y malos dejaron de gustarme hace mucho tiempo. La realidad siempre es más compleja.
ResponderEliminarSé de militantes de partidos republicanos represaliados por ambos bandos. Trapiello cuenta como los Machado que "reían juntos", fueron rojos o azules según porque Manuel perdió un tren a Madrid para quedar en Burgos.