Mrs. Hemingway En París
Hasta este momento, sólo conocíamos la visión que Hemingway nos ofreció sobre la residencia de ambos en París en su célebre novela París era una fiesta, obra que curiosamente apareció en el año 1964, años después de su muerte. En ella, el autor describe su relación con Hadley como la de un matrimonio pobre pero feliz; ofreciendo quizá una visión bastante idealizada de la historia. Ahora, es Hadley la que nos habla sobre su experiencia personal como esposa de un inquieto e inestable Hemingway, el cuál en aquella época buscaba hacerse un nombre en el mundillo literario de la época y ya comenzaba a publicar sus primeros cuentos y novelas, alternando su actividad literaria con su oficio de corresponsal de guerra. De ese modo, Paula McLain, la autora, le ofrece a Hadley una oportunidad para que nos ofrezca su propio versión de los hechos, mucho más realista y que, con frecuencia, no se corresponde del todo con descrita por Hemignway en su celebrada novela.
La de Hadley es una visión desencantada ya que no llega a ser nunca feliz viviendo en París; en presencia de los amigos o escritores conocidos de su esposo se nos describe como fuera de lugar ya que no se siente lo suficientemente "moderna", y con respecto a su relación con Ernest lo cierto es que se nos confiesa como una mujer profundamente enamorada de su marido hasta el final, incluso cuando la relación comenzaba a dar ya muestras de evidente desgaste. De alguna forma, ella mantiene con su esposo una relación algo maternal, ya que piensa que éste la necesita y que es su principal punto de apoyo en los momentos bajos, bastante frecuentes en un hombre que nunca llegó a superar las secuelas de la guerra en la que participó.
La visión que se nos ofrece de Hemigway se corresponde con los tópicos más conocidos del personaje: borrachín, amante de mujeres bellas, aficionado a los toros, a los San Fermines de Pamplona y al boxeo, rebelde, pendenciero e inestable. Sin embargo, a través de la mirada de Hadley conocemos sus aspectos más vulnerables y humanos.
Aunque nos encontramos con una obra de ficción, lo cierto es que Paula McLain ha realizado una profunda labor de documentación (la extensa bibliografía utilizada aparece citada en las páginas finales). Esto se traduce en un personaje sólido y creíble. De igual modo, los sucesos narrados resultan verosímiles, nada exagerados, y sobre todo, no buscan el sensacionalismo o no acuden a lo descarnado o cruento para ganar lectores.
En general, la novela se lee con agrado e interés, es en los capítulos finales en donde la narración alcanza una mayor hondura y emoción; en ellos, la voz de Hadley alcanza unos niveles de autenticidad increíbles hasta el punto de que da la impresión de que leemos su diario personal; es decir: en muchos momentos, sobre todo al final, uno no tiene la sensación de estar leyendo una historia ideada por una escritora sino con un documento original firmada por la Hadley real. Aquí reside, pienso yo, la mejor cualidad de esta bonita novela.
JOSEPH B MACGREGOR
Maravillosa reseña. Logras siempre con tus palabras, interesarme por las novelas que reseñas. Y me has dejado cautivado por la historia de esta gran "desconocida conocida".
ResponderEliminarBesotes
A mi me gustó mucho el libro. Y el hecho de que siempre se presente a Hemingway así por algo será; creo que él mismo labró su fama. Me gusta el tono general de la novela. Y luego te habla de mucha gente del mundillo artístico de principios de siglo. Concuerdo con la reseña, Joseph. Un abrazo,
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