ESTE MAR AL FINAL DE LOS ESPEJOS de MARINA CASADO
1. Curriculum Breve
Marina Casado Hernández es una joven escritora madrileña (30 años) que en la vida real ejerce como profesora de lengua y literatura española en un instituto de la localidad, siendo además licenciada en periodismo y Doctora Cum Laude en Literatura Española por la Universidad Complutense de Madrid con la tesis «La nostalgia inseparable de Rafael Alberti», publicada por «Ediciones La Torre» en mayo del 2017. Otro ensayo, que me parece profundamente interesante y muy recomendable es «El barco de Cristal: referencias literarias en el pop-rock.», único en este país y creo que en el mundo, uno de los mejores análisis sobre las influencias literarias en los grupos o cantantes pop-rock de finales del siglo XX, tanto en Estados Unidos y Europa, como en España. Uno de los mejores ensayos que he leído en mi vida.
Muchos de sus poemas han sido galardonados además con una larga lista de premios
poéticos – ha sido varias veces finalista del premio “Adonáis” de poesía, por ejemplo - y ha publicado múltiples artículos en diversas revistas o periódicos culturales y literarios. Actualmente,
colabora además en el periódico «el País», con artículos sobre el Madrid
literario e histórico, centrados algunos de ellos en el Madrid de Galdós.
«Este
mar al final de los espejos» (premio Carmen Conde de Poesía, 2020)
es su último poemario, publicado la editorial «Torremozas»
en septiembre del 2020.
2.
Unos breves apuntes sobre su poética y
trayectoria literaria hasta la fecha
Marina Casado autodefine su estilo como “marinístico”. El “marinismo”
empezó en 1998 a raíz de una anécdota personal con su primer gato, y este
neologismo sirve para englobar algunos rasgos propios de su estilo literario,
una serie de obsesiones, temáticas o símbolos a los que siempre acude en todos
sus creaciones como son el mar, los espejos, la infancia, la nostalgia, la
perdida de la inocencia, la muerte, la redención del amor, etc. Todos ellos confluyen en un eje vertebrador, en un común punto de encuentro: el deseo de Marina de no perder nunca a esa niña/niño que todos
tenemos dentro. Para ella resulta esencial saber conservar siempre intacto aquel pequeño rincón, nuestro particular País
de las Maravillas, en el cual poder evadirse o escapar de una realidad con
frecuencia gris, oscura, triste o desoladora.
3. Marina y Los Bardos
Marina pertenece al grupo «Los Bardos», un grupo de poetas y amigos, surgido hace cinco años, que se reúnen en Madrid, concretamente en la cafetería «Gadir», lugar
emblemático de la cultura madrileña, en torno al cual organizan sus tertulias
literarias, leen o comparten sus poemas, hacen recitales, y todo tipo de
eventos relacionados con sus inquietudes culturales o literarias.
Fue el editor Jose María de la Torre de «Ediciones
La Torre», quien le pide a Marina
que reúna a un grupo de poetas jóvenes para hacer una lectura-homenaje a una
colección de poesía «El Bardo”, donde publicaron muchos poetas de los 50 por
primera vez, con motivo del cincuenta cumpleaños de dicha colección. En una
terraza del bar estos nuevos poetas, escogidos por Marina, leen por primera vez
sus poemas y les gusta tanto la experiencia que deciden volver a reunirse en el
«Gadir» para
seguir enriqueciéndose mutuamente. Posteriormente, se publica la antología «A
viva voz”: Antología poética del Grupo Poético Los Bardos» («Ediciones
la Torre»,
marzo de 2018) que incluye una selección de poemas de los doce «bardos»
primigenios (actualmente, sólo quedan en activo seis) y que fue coordinada y
prologada por la propia Marina.
4. Poemarios esenciales
Marina ha publicado cuatro poemarios, pero de entre ellos destaco el
primero y el tercero:
·
Los despertares («Ediciones La Torre» 2014).
Los poemas fueron escritos desde los 17 años, pero el poemario fue publicado a
los veinticuatro: dividido en dos partes - «Soledades de la Bella
Durmiente»,
centrado en el célebre personaje del cuento de los Hermanos Grimm, y «Retornos
del Espejo»,
dedicado a Alicia. Ambas aparecen “marinizadas”: en el caso de la Bella
Durmiente no hay príncipe azul ni beso, y la princesa Aurora despierta a la
realidad y debe enfrentarse a un mundo nuevo y diferente, que se le antoja
desconocido y hostil. Con respecto al personaje de Carroll, María se pregunta qué
pasa cuando Alicia ya no es una niña y debe enfrentarse a la realidad, al mundo
adulto, y sin embargo renuncia a salir del mundo de las maravillas. Así se veía
la propia Marina, una suerte de Peter Pan femenina con dificultades para adaptarse
al mundo adulto, a crecer, etc.
·
De las horas sin sol, («Huerga&Fierro
editores»,
2019). La trágica muerte de su padre con sesenta años y las tristes circunstancias
que provocaron su fallecimiento obliga a la autora a madurar y a cambiar su mirada
poética. Ella lo define como un eclipse, un intento por salir a la luz porque
ha caído a lo más profundo. “La muerte existe, pero las personas no mueren
hasta que dejamos de recordarlas”. Su padre fue también su profesor y gracias a
él supo a apreciar la poesía. El poemario se estructura en dos partes, muy bien
delimitadas: una primera parte en la que la muerte es el eje central, un
poemario de luto; y un segunda en la que aparece en su vida su actual pareja,
el poeta Andrés París, y gracias al amor puede encontrar por fin una luz al
final del túnel.
5.
Apuntes sobre “Este mar al final de
los espejos” premio Carmen Conde de Poesía 2020
Este poemario nace como una evolución y en parte como una ruptura con sus anteriores libros. Su estilo y su voz poética se torna mucho más clara, menos clásica, eludiendo lo barroco y consiguiendo unos poemas mucho más cercanos. Se trata por tanto de un poemario temáticamente más variado - cada poema es diferente uno del otro – pero sin perder el carácter conceptual de sus anteriores obras. «Este mar al final de los espejos”» gira en torno a una idea que va desarrollando en cuatro bloques: la vida se muestra conformada por tres espejos que forjan nuestra existencia y que confluyen en la muerte. Sin embargo, viejas obsesiones vuelven aparecen en sus versos ya que los espejos y el mar, símbolos recurrentes en su poética, conforman el núcleo central del libro.
El
poemario se abre con una cita atribuida a Alejandra Pizarnik, una influencia y descubrimiento fundamental para Marina y razón fundamental de su cambio de rumbo o de viraje poético.
Es un cerrar los ojos y jurar no abrirlos. En tanto afuera se
alimenten de relojes y de flores nacidas de la astucia. Pero con los ojos
cerrados y un sufrimiento en verdad demasiado grande pulsamos los espejos hasta
que las palabras olvidadas suenan mágicamente.
Dividido en tres bloques, cada uno de los espejos antes citados (el
hueco, la herida, la poesía) y rematado con una suerte de epilogo (este mar
al final de los espejos) a modo de desenlace esperanzado y luminoso.
El poema que
sirve de introducción es sumamente esclarecedor:
Tres
espejos sonámbulos
Habrá un
murmullo en medio de la noche,
un canto
subterráneo que nos llame
y nos
empuje al precipicio
de las
preguntas sin respuesta,
de la búsqueda
frágil de nuestro yo remoto
hundido en
el reflejo.
Los espejos
caminan con los párpados vueltos,
esconden
sus sombrías intenciones
-tocas mi
palma con tu palma fría,
me miras
con mis ojos.
Habrá un
hueco erigido de nostalgias,
una herida sin
tiempo
y la poesía
la poesía
que vino a salvarme de la vida.
Mi vida:
tres espejos
y al final
este mar que a todos nos aguarda.
Conviene detenerse, sobre todo, en la última estrofa:
1º Espejo: “Habrá un hueco erigido de nostalgias”: es decir, el vacío que nos deja las cosas que ya no están, los momentos que hemos vivido y ya no viviremos. En el caso de Marina Casado es una nostalgia de la infancia - y de todo lo relacionado con ella, por ejemplo: la casa en la que vivía, sus primeras lecturas, la bicicleta, las películas, las canciones, aquella niña que leía a Cernuda, por ejemplo, y que se refugiaba en la literatura por su introversión y timidez - y la adolescencia no del todo perdida. Aparecen algunos símbolos marinísticos: Alicia, Peter Pan o La Bella Durmiente a los que les da, sin embargo, una vuelta de tuerca.
2º Espejo: “una herida sin tiempo”: todos tenemos heridas que
nos marcan en la vida, a veces ni siquiera recordamos cuando surgieron, en qué momento de
nuestras existencias experimentamos esa sensación de dolor, en otros casos, sí.
Aparece de nuevo la muerte del padre y la redención por el amor, presentes en «De
los días sin sol».
3º Espejo: “y la poesía, / la poesía que vino a salvarme
la vida”. El tercer espejo es la creatividad, la capacidad de poder expresar lo
que uno siente, de reflexionar sobre el dolor, pero también sobre la alegría,
las derrotas y las batallas, la melancolía y la alegría de vivir: “somos todos
los muertos/ que nos amaron” («Legado»). La poesía se identifica
también con el amor: el amor es la poesía, citando a Cernuda.
Y al final de la vida nos sumergimos en este mar en el que
confluyen los tres espejos: “el mar, que es el morir” que escribiría Jorge
Manrique en Coplas a la muerte de su padre; un símbolo también muy
machadiano, que Marina retoma a modo de desenlace, pero esperanzador, luminoso. La muerte es descrita como una suerte de eterno retorno.
Sin embargo, «Este mar al final de los espejos» se me antoja como un poemario más apegado a la realidad, a lo físico, a lo tangible: a ciudades como Roma («No hay gatos en Roma»), a Granada («Paseo de los Tristes»), a Madrid y a la Guerra Civil («Madrid»), combinado con otros poemas en los que aborda sus obsesiones más características antes enunciadas, pero la poeta está más abierta al mundo, menos encerrada en sí misma y en sus obsesiones.
© Joseph B Macgregor
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