JACQUES TOURNEUR de Rubén Higueras Flores
Opinión
de Joseph B Macgregor
En este ensayo crítico sobre
la interesante y siempre reivindicable obra del realizador Jacques Tourneur, firmado por Rubén
Higueras Flores, y publicado por Cátedra
en su colección <<Signo e imagen
/Creadores>>, el autor nos ofrece un enfoque original y diferente al
que han abordado otros críticos. Hasta ahora, se ha valorado a Tourneur
precisamente por su magistral capacidad para crear verdaderas obras maestras
con un presupuesto paupérrimo, afirmación que no entra en contradicción con lo
expuesto por el autor, pero que sí le parece poco equivoca o incompleta. De
hecho, tal consideración es acertada en el caso de los tres films fantásticos
para la RKO de serie B, que realizó bajo el auspicio y colaboración del genial
productor Val Lewton; hablamos por
supuesto de la trilogía formada por La Mujer Pantera (Cat People,1942), I Walked With A Zombie (1943) y El hombre Leopardo (The Leopard Man); tres clásicos indiscutibles del cine fantástico, que
demuestran lo que su puede hacer cuando hay ingenio con un presupuesto más que
escaso.
Sin embargo, otros films
como “Retorno al pasado (Out of
the Past, 1947) o Berlín
Express (Berlín Express, 1948)
son considerados por muchos
especialistas como obras cumbres de la Serie-B, cuando por ejemplo al parecer la
primera de ellas costó aproximadamente setecientos mil dólares de la época, sin
que pueda ser considerada una superproducción
si contó con un presupuesto más que aceptable; en el caso de la segunda,
se trata de un film cuya producción duró más de cuatro meses y que se rodó en
diferentes ciudades como Frankfurt, Berlín o París, algo que tiene poco que ver
con esos films baratos, rodados en pocos escenarios (aprovechando incluso el de
otras películas de mayor presupuesto) y en pocas semanas que caracteriza al
cine B.
Tres son las razones que
describe Higueras Flores para
explicar semejante confusión: en primer lugar, el estudio incompleto o
fragmentario de su cinematografía, centrando en analizar tan solo aquellas
obras más destacadas o celebres, que pertenecen al cine Bis; por otro lado, el indudable interés que ha
ejercido siempre para la crítica su trilogía fantástica y otros films del mismo
género como La Noche Del Demonio (Night
of Demon) por encima de otras películas menos vistas o casi desconocidas,
que sí son producciones de mayor presupuesto; y por último y no menos
importante: el estilo sobrio y depurado de Tourneur, basado en la elipsis y en
la narración fuera de campo; es decir, la economía narrativa con la que
Tourneur enfoca sus historias se tiende a confundir con falta de presupuesto o
de medios, cuando en realidad nos enfrentamos con un realizador que intenta
contar sus películas sin redundancias, al que le gusta ir directo al grano,
hasta tal punto que en sus películas no falta un plano ni sobra secuencia alguna.
Esta aparente simpleza estética y eficacia
narrativa, heredada de su periodo junto a Val
Lewton en producciones de escasos medios de la RKO, se traduce en un estilo
poético, basado en la sugerencia, o lo que es lo mismo: en el suspense creado
por aquello que sucede fuera de campo, entre sombras o provocado por efectos
sonoros. De igual modo, en sus films se produce siempre un conflicto en el que
se enfrentan u oponen dos conceptos o dos miradas diferentes que entran en
contradicción y que funcionan por contraste: lo científico contra lo
sobrenatural, el racionalismo contra superstición, lo humano contra lo salvaje
o animal, la medicina contra el vudú, el materialismo contra el ocultismo, la
individualidad contra la comunidad, lo legal contra lo ilegal, la cordura
contra la locura, lo masculino contra lo femenino; es decir una narrativa
basada en la ambigüedad, eje central alrededor del cual gira la trama de la
mayoría de sus films.
Semejante dualidad
conceptual o temática se ve reflejada en el protagonismo de unos seres obsesionados
e introvertidos; valientes o turbios; con una profunda lucha interior; ya sean hombres
de ciencia o sujetos que se enfrentan a la legalidad, o mujeres activas, se tratan
de seres oscuros y torturados. Muchos de ellos buscan evadirse de sus problemas
con el alcohol, tal y como le sucedía al propio Tourneur en la vida real.
El cine de Jacques Tourneur
es un cine exquisito, en el que cualquier detalle está cuidado a la perfección.
Sonido, luz y color conforman un tono armónico que, con frecuencia, son reflejo
de la psicología del personaje, de sus miedos y temores, situaciones de angustia
o lucha interior. Estos recursos se conjugan también para crear la
incertidumbre en el espectador y, sobre todo, para conseguir que éste participe
de manera activa en la trama, y añada todo aquello que se le oculta o sugiere a
lo largo del metraje de la película. Así, debe ser el espectador quien debe de
llenar los huecos de la historia, aquello que no se puede contar o sucede más
allá de lo que se le muestra, lo que convierte a Tourneur en un director
profundamente moderno y original, que rompe con el estilo clásico Hollywoodense
de contar las cosas.
Interesante e inestimable
estudio el de Higueras Flores, que
añade además un profundo y extenso análisis de cada una de las películas de la
filmografía de Jacques Tourneur– desde lo cortos realizados en Francia en 1931
hasta su último film, La Ciudad Sumergida (The City Under The Sea, 1956).
JOSEPH
B MACGREGOR
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