EL POLÍTICO QUE AMABA LA POESÍA de JAVIER R. PORTELLA


OPINIÓN DE JOSEPH B MACGREGOR

"El político que amaba la poesía" se estructura como una antología de textos del fundador de Falange José Antonio Primo de Rivera, englobado en tres bloques: Textos Principales, José Antonio contra las derechas y Otros textos. La recopilación corre a cargo de Javier R. Portella, quién en la introducción reivindica un estilo de política que prácticamente ha desaparecido de la vida política española actual. 

     Portella añora al político, como es el caso de José Antonio, que cuidaba con especial esmero y pulcritud la prosa de sus discursos o de sus textos políticos. En ese sentido, el responsable de la edición reivindica la oratoria política de antaño, que aparece, desde su punto de vista, impregnada siempre de un intensa poética, que al parecer potenciaba el mensaje implícito, convirtiéndolo en más atractivo para el auditorio al que iba dirigido, las clases populares o más desfavorecidas y la juventud de la época. Nos situamos en los años anteriores a la Guerra Civil; nos remontamos pues a principios de los años 30 (Falange Española se fundo el 29 de noviembre de 1933), momento en el cual falangistas e izquierdistas estaban (brutal y encarnizadamente) enfrentados. 

  En los Textos Principales y Otros Textos, Primo de Rivera aborda una enorme cantidad de temas, entonces de vigente actualidad: la recuperación del sentido universal de la cultura e historia española, el sacrificio por la patria hasta dar la vida si fuera necesario, la degeneración histórica del país o la ausencia de unidad y solidaridad. En líneas generales, su doctrina se mostraba enemiga del Estado Liberal - en su lugar propone un Estado NacionalSindicalista - así como del avance creciente del sistema capitalista. Primo de Rivera consideraba que el capitalismo convertía al trabajador en un número, en la pieza de una maquinaria, y en ese sentido, defendía al hombre individual frente al hombre-masa. De igual modo, entre sus principales proyectos se encontraba la promulgación de una gran Reforma Agraria que repartiera la tierra equitativamente entre los campesinos, eliminado los privilegios de clase. Además, se niega a que los jóvenes falangistas sean considerados como pistoleros, ya que se muestra contrario a la violencia; justifica los actos violentos de estos como respuesta a una provocación y a otras muertes de sus camaradas a manos de la izquierda.

  Mucho más interesante resulta, sin embargo, el bloque de textos englobados - básicamente cartas escritas durante su estancia en prisión - bajo el título José Antonio contra las derechas. Por un lado, nos sirve para conocer como no sólo la izquierda republicana estaba en contra de Falange, sino también la Derecha Conservadora, con la que tampoco comulgaba Primo de Rivera; le parecía rancia e inmovilista, culpable del retraso del país. De igual modo, no estaba de acuerdo con que los falangistas colaboraran en el golpe de Estado militar ni en la guerra civil, apoyando a Franco, ya que tampoco estaba a favor de una guerra como solución al problema de España ni deseaba un gobierno dirigido por militares. Sin embargo, cuando comienzan estos acontecimientos, Primo de Rivera se encuentra en prisión y no puede controlar la situación, por lo que al parecer parece sus compañeros de partido no pensaban lo mismo y la cosa se le fue de las manos. 

  A modo de profeta, Primo de Rivera auguró que en caso que Franco ganase la guerra, posiblemente el nuevo Estado adoptaría aquellos elementos de Falange que les fueran útiles, descartando los más incómodos, como de hecho así fue. Por eso, se tiende a identificar Falange con Dictadura de Franco, cuando ideológicamente el dictador estaba a años luz de los postulados falangistas. Lo cierto es que tal como lo describe José Antonio da la impresión de que fue encarcelado y fusilado para evitar que su doctrina prosperase, ya que consideraba que de no haber estado preso podría haber evitado la guerra, Falange habría conseguido hacerse con el poder y solucionar todos los problemas del país. De haber sido así, está claro que la historia política de España habría sido muy diferente.

  Completa el libro, una suerte de anexo Mi Princesa Rosa, una serie de documentos en los que se describen algunos detalles sobre la historia de amor secreta que Primo de Rivera mantuvo con Elizabeth Bibesco, hija del primer ministro británico Lord Asquith, casada con Antoine Bibesco, embajador de Rumanía en Londres, Washington y Madrid; dama de ideas contrapuestas a las de José Antonio pero con la que éste mantuvo un largo e intenso romance.

 Se trata, por tanto, de un libro bastante interesante que nos ilustra sobre un personaje y un periodo histórico de nuestro país, del que en realidad se desconocen bastantes cosas y que resulta bastante clarificador e ilustrativo, aunque no comulgues - como es mi caso - con las ideas de José Antonio.

JOSEPH B MACGREGOR


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