A CIEGAS de JOSH MALERMAN





OPINIÓN DE JOSEPH B MACGREGOR





El temor a lo desconocido, a algo que no podemos mirar porque sí lo hacemos podemos enloquecer hasta convertirnos en seres sin control, agresivos, dispuestos a matar por que sí; una mujer, llamada Malorie, que en compañía de dos niños (una niña y un niño) abandona su refugio y se adentra en un río en busca de la Tierra Prometida que los salve del Horror, pero deben vadear el curso fluvial con los ojos vendados; un mundo que ha perecido, víctima del casi inevitable poder de esas "criaturas" - que en realidad son unas entidades abstractas, "lovecraftianas", que no sabemos nunca ni qué son ni como son, ni porque actúan así - a las que no se debe mirar, ni dejar que penetren a través de los cristales de las ventanas o por el más pequeño resquicio de la casa; la historia de varios supervivientes de la hecatombe que intentan sobrevivir a duras penas (grupo del que formaba parte también Malorie) siempre con el miedo en el cuerpo, tomando toda clase de precauciones... todo eso es "A ciegas", la nueva novela de Josh Malerman, publicada con gran acierto por Minotauro; mezcla de terror y ciencia-ficción, con ecos evidentes del universo de Stephen King (La danza de la muerte/Apocalipsis), pero también de las obsesiones del cineasta George A. Romero, no sólo por el recuerdo inmediato de aquellos seres humanos encerrados en aquella casa, intentando sobrevivir de la amenaza Zombie en "La noche de los muertos vivientes", sino también de una de sus obras más desconocidas o malditas, "The Crazies".






Así que, en un principio, Malerman parte de un planteamiento bastante prometedor, que capta nuestro interés de inmediato, combinando sabiamente intriga, misterio y suspense con el equilibro más adecuado y eficaz. Nuestras expectativas no quedan defraudadas en absoluto ya que la historia se va haciendo gradualmente más interesante, angustiosa, claustrofóbica, inquietante... y nos regala momentos y situaciones impactantes, sobrecogedoras, emocionantes, apasionantes... 

A todo estos aciertos hay que añadir además el hábil manejo que hace el autor de un par de tramas, ubicadas en tiempos distintos y que son consecuencia una de la otra. El recurso del flashback lo utiliza con eficacia y acierto, sin que en ningún momento se preste a confusión y sepamos perfectamente dónde y cuándo sucede la acción del capítulo. No sólo es un recurso narrativo sin más sino también potencia intensamente el suspense y la angustia que padece Malorie y los críos en su peregrinar a lo largo del río, quienes a ciegas deben enfrentarse a enemigos invisibles, ruidos o sonidos que no saben reconocer y sobre todo los dolorosos recuerdos de su trágica estancia en la casa de los supervivientes. En esas evocaciones del pasado en aquel lugar, aparecen toda clase de sentimientos humanos entre los residentes: miedo, dudas, divisiones, desconfianza... pero también solidaridad, compañerismo y ganas de vivir, resultando, en ese sentido, una novela sólida, creíble y muy verosímil, que no cae en exageraciones ni efectismos gratuitos de cara a la galería.

JOSEPH B MACGREGOR

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