CINE-BIS Nº 2



Resulta curioso cómo ha evolucionado el mundo del fanzine desde comienzos de los 80, en que empezó a ponerse de moda, hasta nuestros días. De ser una publicación marginal, con frecuencia especializada en música alternativa o que abordaba el cómic transgresor o radical, realizada entre cuatro amigos con pocos medios y tiradas muy limitadas, en la actualidad ha adquirido la categoría de producto de lujo, casi de élite. Muchas de ellas – y hablo sobre todo de las que especializadas en cine de clase b /z, bizarro y /o fantástic-terror – presentan una calidad tanto de textos como de maquetación superior a muchas revistas cinematográficas que se pueden adquirir en tu kiosko habitual. De igual modo, y como consecuencia lógica de todo lo anterior, algunas de estas publicaciones especializadas y kioskeras – como puede ser el caso de la estupenda Scifiworld – imitan descaradamente el formato de fanzine para hacerla así más atractiva al lector aficionado al género en cuestión.

Hace unas semanas conseguí el segundo número de un fanzine de gran calidad y que cumple al cien por cien todas las premisas apuntadas al comienzo de esta reseña: se trata del 2º número de Cine-Bis, publicación dirigida y coordinada por Javier G. Romero, y que se puede adquirir a través de este email quatermass@hotmail.com al precio de 8,70 euros más gastos de envío. Se trata de una revista de una calidad en cuanto a edición y contenido, excepcional e indiscutible, abundantemente ilustrada con más de trescientas fotografías y carteles originales, reproducidas a todos color. 


En esta ocasión, aunque en la portada se subraya especialmente que el número va dedicado al Western Crepuscular – apoyada por una atractiva ilustración de uno de los pocos western firmados por Blake Edwards, Dos hombres contra el Oeste – lo cierto es que la oferta de artículos no puede ser más variada, suculenta y variopinta.



Al Western Crepuscular le dedican un documentado e interesante artículo, firmado por Javier G. Romero, y que funciona a modo de introducción ya que Romero realiza un extenso recorrido por lo que ha sido la historia del western cinematográfico desde finales de los 60 hasta nuestros días, explicando cómo ha evolucionado éste en cuanto a tonos, modos y temáticas. Esta primera parte sirve como aperitivo a una segunda, que se anuncia para el nº3, de próxima publicación.


Al final de la revista, G. Romero realiza además una entrevista muy interesante y jugosa a José Antonio Diego Bogajo, máximo responsable de “Exhumed Movies”, uno de los mejores y más reputados fanzines dedicados en exclusiva al fantastic-terror, realizada por una entrañable troupe de especialistas del rescate de joyas de video-club en formato beta/vhs.




La saga de Ilsa aparece profusamente comentada película a película por José Luis Salvador Estébenez, con gran cantidad de fotos de excelente fractura y gran calidad. Se trata de una saga de films de producción canadiense, protagonizados siempre por la misma actriz, Dyanne Thorne, y en la que interpretaba a una mujer rubia, de botas de cuero y látigo en ristre, cruel y sádica, siempre al mando de un grupo de prisioneras o esclavas a las que sometía a las más inyectas vejaciones y humillaciones de todo tipo o naturaleza, a cuál más escabrosa. 



En Ilsa, la loba de las SS (1974) por ejemplo interpretaba a una implacable comandante de un campamento médico nazi que no cejaba en someter a crueles y sádicos castigos y mutilaciones a sus prisioneras; algo parecido sucedía en Ilsa, la hiena del harén (1976), sustituyendo en esta ocasión el campo nazi por el harén de un multimillonario jeque árabe. Salvador Estébenez nos va describiendo como la serie fue decayendo en interés y como el grado de salvajismo y crueldad se fue apaciguando hasta la práctica desaparición del personaje, que aparece en tan sólo dos films más: Ilsa, la tigresa de Siberia (1977) e Ilsa,(1977) éste última dirigida por el inefable Jess Franco, un catálogo más de sus peculiaridades y obsesiones; una producción germana-suiza que éste realizó por mero oportunismo, por lo que se considera más bien un film apócrifo, que no pertenece en sí a la trilogía.



Fernando Rodríguez Tapia continúa con el especial dedicado al Blaxploitation (2ª y última parte), iniciado en el primer número de Cine-Bis, abordando en esta ocasión todos aquellos films de terror o bizarros protagonizados y dirigidos por afroamericanos en los años 70 y 80, que sirvieron como inspiración en directores como Tarantino (Jackie Brown, Django desencadenado). Me ha parecido el artículo más divertido e hilarante de todos por la cantidad de films “raros” y extravagantes que se llegaron a hacer en ese sentido, sobre todo en el apartado fantástic-terror.


El resto de estudios y artículos no pueden ser más interesantes: desde un análisis bastante acertado, a cargo de Pablo Fernández, de uno de los films de culto de terror más impactantes que he tenido oportunidad de visionar Viy (1967), una de las pocas muestras que conocemos del terror soviético; pasando por un extenso y profuso estudio, firmado por el siempre excelente Carlos Aguilar, sobre uno de los directores de cine de suspense y terror que merecería ser más conocido y visionado por los aficionados al género como fue el gran Curtis Harrington, responsable de obras tan inquietantes y extrañas como Marea Nocturna, el imprescindible Planeta Sangriento, y esas dos joyas del suspense dramático como son ¿Qué le pasa a Helen? O ¿Quién mató a Tía Roo? 
Aguilar no sólo disecciona cada film de manera objetiva y maestra sino que además nos acerca a un personaje como Harrington tan controvertido como peculiar y extravagante; nos ofrece además dos suculentas entrevistas a dos clásicos del cine de barrio: el actor Giuliano Gemma (no hace falta presentación) y el director Antonio Margheriti, realizador de films inolvidables para el aficionado aplicado como Danza Macabra, Sangre para Drácula o Carne para Frankenstein (aunque apareciera acreditado "falsamente" Paul Morrisey como realizador de ambas); abordó también otros géneros como el western o el peplum.





Las versiones de “Imitación a la vida” a cargo de Juan Carlos Vizcaíno Martínez y El cine de educación sexual de Javier G. Romero resultan quizá los artículos más sorprendentes de manera indiscutible: el primero, porque realiza una comparación bastante eficaz e interesante entre las tres versiones (dos americanas y una mexicana) del film “Imitación a la vida” ; y el segundo porque nos ofrece un artículo apasionante y muy suculento sobre una serie de películas que se hicieron principalmente en Europa para aleccionar a las parejas sobre cómo llevar una vida sexual plena y sana, pero que en realidad no eran más que films porno enmascarados de falso didactismo y que servían básicamente para estimular el “morbo” del espectador.




Concluir esta reseña simplemente subrayando el aspecto que considero más destacable de este fanzine y es el siguiente: aunque está realizado por apasionados del género sobre el cuál escriben, son capaces de analizar obras y realizadores con objetividad, separando acertadamente el grano de la paja, sin fanatismos excesivos sino intentando explicar las cosas tal y como son o como las ven los diferentes articulistas.
JOSEPH B MACGREGOR

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