PAZ EN LA TIERRA
Cátedra, en su colección "Letras Populares", continua con su estimable labor de reivindicación de escritores de género. Le toca el turno al polaco Stanislaw Lem, nombre fundamental de la Ciencia-Ficción. En esta ocasión, se nos ofrece "Paz en la Tierra", su última obra, en la que a través del humor y la sátira habla de los temas y asuntos que siempre le han preocupado y que han sido una constante en todos sus libros.
OPINIÓN
DE JOSEPH B MACGREGOR
Cuando
alguien – no sabemos quién – decidió clasificar los libros en
géneros, posiblemente lo hizo por un interés puramente pragmático.
Sin embargo, en ocasiones resulta complicado encajar según qué
libros y según qué autores en un compartimento estanco determinado.
En
teoría, y en cualquier manual especializado, Stanislaw
Lem
aparecerá como uno de los autores fundamentales de Ciencia-Ficción.
En líneas generales, no faltamos a la verdad, aunque el polaco haya
abordado otros géneros y temáticas, pero esencialmente sus libros
pertenecen por derecho propio a la ciencia-ficción. Pero a la vez,
este condicionante resulta bastante injusto y sobre todo demasiado
simplista y reducionista, ya que considero a Lem como un autor del
mismo nivel que Nabokov, Tolstoi o Chejov; es decir para mí es
básicamente un excelente novelista, capaz de mezclar sátira social
y humor con un profundo contenido psicológico y filosófico, a
través de argumentos, tramas o temáticas propias de la
Ciencia-Ficción, pero que resultan meras excusas, un simple
envoltorio en el que combinar estos elementos.
Libros
como “Ciberiada”
o “Diarios
de las Estrellas”
poseen el mismo valor simbólico y satírico que “Los
viajes de Gulliver”,
y algunos de las historias incluidas en estos, adquieren tal grado de
abstracción que parecen ideadas por un gran cerebro superior. En
definitiva, la ciencia-ficción de Lem
es diferente a la que abordaron Issac
Assimov, Arthur C. Clarke o Ray Bradbury.
Cada uno de ellos son autores de gran personalidad, que expresan en
sus libros también profundas reflexiones sobre la sociedad que les
tocó vivir, pero el modo en como Lem
realiza esta
crítica, expone sus opiniones o trasmite sus reflexiones son propias
de un autor de gran calibre. Su adscripción a la ciencia-ficción
debiera, por tanto, ser superada cuánto antes ya que su manera de
narrar es propia de los grandes maestros de la literatura.
“Paz
en la Tierra”
fue su última novela publicada (entre los años 1984 y 1987). En
ella, todos los elementos antes citados aparecen de nuevo:
ciencia-ficción, humor, ironía y sátira, filosofía y psicología,
elementos de thriller policíaco o de novela de espías, surrealismo y
absurdo, caricatura y esperpento; pero sobre todo, un manejo
magistral de la narrativa; principalmente a la hora de combinar todos
estos ingredientes sin que ninguno destaque por encima del otro, bien
equilibrados y manifestándose el conjunto en un estilo propio y
personal, realista pero a la vez con cierta tendencia al
grand-guiñol,
al enredo por el enredo; porque “Paz
en la Tierra”
no oculta en ningún momento su condición de farsa esperpéntica y
maravillosa.
El
argumento parte de un planteamiento prometedor: Solo
Ijon Tichysabe sabe con certeza qué está pasando en la Luna. Ha
sido enviado al satélite en misión secreta por las grandes
superpotencias terrestres, responsables de trasladar allí la
totalidad de las armas, lo que ha dejado al planeta azul libre de
guerras por primera vez en su historia. Pero Tichy es incapaz de dar
respuesta alguna, pues ha sufrido en el espacio un inusual accidente,
su mente ha sido callosotomizada y ahora vive con los dos hemisferios
de su cerebro enfrentados entre sí. ¿Podrá Tichyrevelar el
misterio del que ha sido testigo, el misterio que trae en vilo a
todos los sistemas de inteligencia terrestres?
Así,
en la novela se puede advertir tres partes, narrativamente hablando.
En la primera de ella, se nos cuenta las peripecias de Ijon
Tichysabe,
que intenta conciliar los dos hemisferios de su cerebro, ya que,
desde que regresó de su expedición lunar, no puede controlarlos y
cada una funciona a su libre albedrío. Es la parte más divertida,
absurda y surrealista con diferencia.
En
la segunda, Ijon nos narra sus recuerdos sobre el viaje lunar como
modo de encontrar una respuesta al porqué de su callosotomitazación,
ya que no consigue evocar el suceso que provocó la lesión cerebral.
La luna se nos muestra como un planeta extraño, que parece tener
vida y pensamiento propios y el explorador nos narra sus asombrosas
experiencias que resultan a cuál más rara e inexplicable. Desde mi
punto, Lem nos ofrece los mejores momentos de la novela en cuánto a
Ciencia-Ficción se refiere.
Una
tercera parte, se centra en los intentos por diferentes
organizaciones secretas o científicas por encontrar una respuesta
sobre lo sucedido durante el viaje lunar de Ijon. Esta parte adopta
el formato de una alocada y disparatada trama de espionaje o de
thriller. Estas tres partes no aparecen divididas en bloques o en
compartimentos estancos – tampoco entremezcladas o confundidas -
sino que conviven de manera simultánea, aportando así a la novela
una mayor agilidad y amenidad.
Ya
el título de la novela, “Paz
en la Tierra”
encierra grandes dosis de ironía. Lem
ambienta la
historia en una Tierra futura en la que por fin se ha conseguido el
desarme mundial y por tanto la pacificación del planeta. Sin
embargo, esta presunta paz no puede ser más ilusoria, cercana al
autoengaño, ya que lo que han hecho las superpotencias mundiales es
trasladar su armamento a la Luna; se han repartido el satélite y lo
han dividido en sectores cada uno perteneciente a una gran potencia.
En estos, han establecido sus propias fronteras y han colocado su
armamento, que posee, entre otras, dos grandes peculiaridades: no
necesita la mano de un hombre o de un soldado para funcionar, y posee
la capacidad de autoreciclarse y autoevolucionar sin necesidad de que
nadie accione ningún mecanismo o pulse ningún botón. De igual
modo, los grandes avances en la miniaturización de chips y demás
elementos informáticos han permitido la fabricación de armas cada
vez más pequeñas y autónomas, de aspecto casi de insecto. La
exploración de Ijon pone de manifiesto las deficiencias o puntos
débiles de semejante solución, demostrando que esa presunta paz en
la Tierra, que parecía más que garantizada y asegurada, termina
provocado justo el efecto contrario: el fracaso del sistema y, como
consecuencia, el desastre total para nuestro planeta.
JOSEPH B MACGREGOR
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