Canon Heterodoxo


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OPINIÓN DE JOSEPH B MACGREGOR


Canón Heterodoxo es un extenso y complejo ensayo en el cuál Antonio Enrique, su autor, nos ofrece una visión personal sobre aquellos libros de nuestra literatura que, desde su punto de vista, debieran formar parte esencial de la lista de textos imprescindibles y esenciales para conocer más profundamente nuestro país. Pero no se trata de ensayo exclusivamente literario o metaliterario sino que Antonio Enrique abarca muchos aspectos (históricos, sociales, políticos, religiosos, etc.) que se evidencian como perfectamente conectados con los textos en cuestión; cuanto mejor y más profundamente conozcamos estos factores con mayor facilidad podremos comprenderlos y disfrutarlos.

Así, Antonio Enrique realiza un recorrido histórico, social, político y religioso que toma como punto de partida la España de Felipe II o del Barroco - aunque en ocasiones pueda remontarse a épocas anteriores - ; explicando los principales sucesos o acontecimientos o describiendo usos y costumbres de cada época concreta y que nos sirven para entender mucho mejor obras como por ejemplo El libro del Buen Amor, La Celestina, El Lazarillo de Tormes, El Quijote o la poética de Garcilaso, Góngora o Quevedo, fundamentales, desde su punto de vista, para nuestra formación no sólo literaria sino cultural. 

A través de los distintos bloques en los estructura el ensayo, Enrique realiza un repaso por las diversas tendencias o generaciones literarias y poéticas que se han dado desde la Edad Media hasta nuestros días, destacando los aspectos antes señalados y expresando su opinión sobre la importancia o trascendencia real de muchos autores, considerados como de lectura obligada por el Canón Ortodoxo (Oficialista), desmontando "falsos" mitos y rescatando del silencio (oficial) a otros. En ese sentido, su opiniones o afirmaciones pueden resultar polémicas o discutibles ya que, desde su punto de vista, en nuestro país sólo se ha considerado como Literatura la de aquellos libros escritos por autores marxistas o de izquierdas, mientras que se han ocultado o no se han trasmitido con la misma intensidad en los programas de lecturas escolares, a aquellos que se declararon contrarios a La República, adeptos al Régimen, pero también a muchos que nunca se mostraron claramente a favor de un bando o de otro. La lista de escritores, poetas o dramaturgos que salva de la quema no es demasiado amplia, mostrando, sobre todo, una especial predilección por obras clásicas por delante de más actuales o contemporáneas. 

Enrique defiende una concepción de creación literaria pura, la escritura como artesanía en la que el autor debe preocuparse de narrar, de contar historias y no intentar hacer aquello que el público o el mercado le demanda. Tampoco está de acuerdo con aquella literatura combativa, de carácter marxista, ya que piensa que el autor desde escribir "en su casa". Especialmente significativa resulta la última parte del libro en el cuál denuncia la situación de la literatura española actual en la que sólo aparece a la luz pública aquel autor mimado por el PSOE o el Grupo Prisa, que escribe columnas de opinión sobre política o problemas sociales, cuyas novelas le resultan claramente partidistas, escritas todas con un estilo periodístico y rápido, fáciles de leer, pero que poco tienen que ver con el escritor como artesano de las letras. 

De igual modo, pone especial énfasis en denunciar como los libros se han convertido en producto de consumo, de usar y olvidar, y como resultado muchos autores se ven obligados a escribir lo que las editoriales o el público le demandan pero no lo que a ellos les gustaría hacer en realidad; además se muestra especialmente combativo con los (falsos) autores de novela histórica, mostrado algunos de ellos como unos embaucadores que ni siquiera se han preocupado por leer algún libro relacionado con la época o los personajes históricos que aparecen en su novela. 

 En ese sentido, creo que Antonio Enrique aborda un ensayo demasiado ambicioso, que intenta abarcar demasiados temas, y que no siempre lo hace con esa agilidad y amenidad de los ensayos divulgativos para todos los públicos a los que las editoriales nos tienen (mal)acostumbrados, sino que es un texto que requiere una lectura lenta y reflexiva por parte del lector... y cómplice; un libro que convencerá más o menos cuánto más cerca o menos próximos nos sintamos a las ideas y opiniones expuestas por el autor. Enrique habla alto y claro y sabe que expresa opiniones tan discutibles como discutidas y que sin duda no dejarán indiferente al lector tanto sí se muestra a favor como en contra de sus (polémicas) argumentaciones. 

 JOSEPH B MACGREGOR

Comentarios

  1. ¡Qué interesante! Es cierto que muchos ensayos son ligeros, pero que sean densos (como éste) no les quita público: tienen un público fiel casi siempre.

    Lo has explicado genial, muy buena reseña ;)

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  2. Como siempre reseña magistral, aunque los ensayos ya sabes que no es lo mío. :p
    Besotes

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